Colaboro en Tresnaka con la propuesta peda´gogica «Dinero, sueños y más allá«, en relación al proyecto «Las maquinistas» realizado en el Centro Huarte de Arte Contemporáneo, junto con Taxio Ardanaz.

Se trataría de romper con el tabú del dinero, y por lo tanto, con su papel imperante en el mundo actual, al mismo tiempo que comprendemos su función. Y también, conocer alternativas al dinero común, tanto próximas como lejanas en tiempo y lugar, y crear nuestras diversas formas de transacción.

Tresnaka es un proyecto que recoge procesos creativos de artistas vinculados al Centro Huarte de Arte Contemporáneo para su difusión dentro del ámbito artístico, cultural y educativo.

1. Preséntate. Di tu nombre y a qué te dedicas.

Mi nombre es Txaro Fontalba, me dedico a las artes plásticas, centrada principalmente en escultura y dibujo.

2. Cuéntame en qué estás ahora mismo, qué estás haciendo, qué proyecto tienes entre manos

Derivado del proyecto “Las maquinistas” que he realizado este año junto con Taxio Ardanaz, he abierto tres líneas o tres proyectos:

La máquina de soñar, que en estos momentos me ha llevado a querer registrar, si se puede decir así, el impacto de la pandemia en los sueños, dar un lugar a los sueños en tiempos del coronavirus. Yo he registrado mis sueños desde el inicio del covid. Aquí hay un trabajo de escritura y también de investigación teórica. ¿Y qué es un sueño sin poderlo compartir, sin poderlo contar? ¿No soñamos para los demás? En cierta medida el sueño tiene un carácter social y es un modo de socializar.

La máquina de hacer dinero: Pensar la máquina respecto a un orden social en donde el dinero, más allá del intercambio, ha colonizado la esfera de la imaginación. Preguntarnos cómo hacer con el dinero y con cuestiones como la falsificación, el fetiche, el ornamento, el delito, el don, la apropiación, el robo, el sacrificio o el valor.

Clitorial Economics, que pretende ser una ampliación del proyecto Clitoria. Me interesa un discurso y pensamiento del cuerpo femenino como un lugar transnacional, donde se da la relación entre peligro o daño y placer. Lo continuo con confrontando la economía del clítoris frente a la economía del útero. Introduzco cuestiones como la maternidad o la cirugía genital de la intersexualidad.

3. Cómo definirías tu proceso creativo. Cómo sueles trabajar. Cuáles son tus herramientas/métodos a la hora de enfrentar un nuevo proyecto.

– Normalmente llevo varios proyectos en marcha, en diferente fase, maduración y dedicación.

– En el proceso interviene la investigación, sobre temas que me producen cuestión y me sirve para establecer un contexto, unos referentes, unas conexiones, marcar una distancia, sobre algo que se me presenta desazonante, paradójico.

No se trata de hacer intervenir un discurso, sino un discurrir, un tejer. El proceso es un hacer abierto o disponible a que sucedan cosas y que en muchos aspectos escapa al control y a la consciencia. No marco de antemano las obras ni estilísticamente ni formalmente. No sé de antemano si me voy a decantar por dibujo, escultura o va a relacionarse más con lo bidimensional. Y se espera que algo del deseo o de lo inconsciente emerja, permee, te sorprenda o dirija el hacer desde lo arbitrario hasta lo ineludible. Y se trata también de estar atenta a que esto suceda.

– El proceso supone la confianza de poder ir fijando, articulando y tejiendo un conjunto de ideas, preocupaciones, afectos y en esto interviene tanto el azar a través de encuentros afortunados con objetos y personas, como el proceso material, o también la contingencia a través de las limitaciones materiales o los obstáculos que intervienen.

– Viendo con distancia el conjunto de mi obra, veo que hago intervenir objetos encontrados, donde la fotografía también es entendida como tal, en los cuales opero o realizo operaciones de desplazamiento, condensación, cortes, agujeros, cruces y yuxtaposiciones, ensamblaje, collages. En otras obras como des-rostros, las operaciones tienen que ver con la máscara y el disfraz.

– En las maquinistas por ejemplo, hago intervenir la repetición, la transferencia, el proceso como máquina (abstracta). Hacer pasar el deseo, el habla, el inconsciente por la máquina: producción de sueños, producción de tartamudeo, producción de inconsciente.

– Y la obra final es una formalización exitosa, que se muestra como algo articulado y físico, disponible a la mirada, que se muestra condensado y de modo ineludible material.

4. Qué referentes manejas ahora mismo. Qué lecturas te han afectado, influido. Qué artistas te han aportado en tu proceso como artista.

Soy muy lectora, casi es detectivesco. Valoro mucho también los encuentros azarosos en el terreno de la lectura.

Ahora estoy investigando en los sueños, a través de Félix Guattari, Walter Benjamin, Kafka, Michaux, Bachelard.

En cuanto a la serie Clitoria, leo a Spivak que dentro del feminismo es donde encuentro una teorización de la MGF, que para esta autora no sería el equivalente de la circuncisión masculina, como ritual de paso, como cierta antropología la define, sino una metonimia del estatus social y sexual de las mujeres de modo global

Feminismo, psicoanálisis, y el posible amigamiento entre ambos. Literatura, ensayo, filosofía… Y ya que hablamos de feminismo destaco a algunas escritoras: Julia Kristeva, Preciado, Camille Paglia, Eva Illouz, Judith Butler, Donna Haraway y Juliet Mitchell.

Entre los filósofos he leído mucho a Gilles Deleuze, desde hace 25 años y al que vuelvo, en la actualidad con la noción de máquina. Y también en el proyecto de “Deslenguadas y otras tartamudas”, me sirvió para la cuestión del balbuceo y del tartamudear en lengua ajena. Entre los filósofos españoles, me gusta Alba Rico, al que a veces he citado.

Y en relación a los artistas, son muchos, pero decir que no trabajo con identificaciones, o los evito en la medida de lo posible. De algún modo he trabajado desde Duchamp, pero como digo no como identificación, ni oposición (que es un modo de identificación) sino como juego, algo así como jugar con el padre o burlar al padre.

Y entre las artistas mujeres destacaría**: Eva Hesse, Louise Bourgeois, Annette Mesenger, Yayoi Kusama, Rebeca Horn, Rosemarie Trockel, Meret Oppeheim o Frida Kahlo**. Y otros como Francis Bacon, Claes Oldenburg, Joan Brossa, Cildo Meireles, Alighiero Boetti, Luciano Fabro y Juan Luis Moraza, que fue mi profesor en Bellas Artes.

Pero me dejo a muchos que quizá han sido de mayor influencia.

5. Si miras atrás, con qué momento te quedarías. Destacarías algún punto de inflexión en tu recorrido profesional.

Un momento importante, no sé si de inflexión, fue el proyecto “El monstruo menguante”, un proyecto muy cargado de afectividad, que realicé con la artista Helena González Sáez, y que agradezco porque me permitió salir de un momento muy cargado de negatividad en relación al arte y que me venía bloqueando.

Otro momento que me reactivó fue “Yo, la peor de todas”, comisariado por Maite Garbayo, que encontré particularmente interesante porque señalaba una ausencia – las mujeres artistas, el feminismo – y en donde la cuestión intergeneracional me interesó mucho.

6. Como crees /de qué manera/ que se puede usar tu trabajo en un contexto educativo. ¿Crees que puede resultar interesante tu trabajo para una escuela o instituto?

En mi trabajo existe una labor de investigación, de recogida de documentación, que creo es transferible.

La exposición Clitoria que realicé fue visitada por profesorado y alumnado del CAP -como actividad enmarcada en sus cursos de formación sobre feminismo y arte-, así como por adolescentes de institutos.

De la unidad de Tresnaka elaborada a partir de Las maquinistas me pareció que podía derivarse un trabajo bonito en los centros educativos.